Kirchner asumió en 2003 diciendo: somos hombres comunes con responsabilidades muy importantes. Después, bajó a la calle y se metió entre la gente. Después, descolgó la foto de Videla en la Casa Rosada. Después, armó una Corte Suprema independiente y plural. Después, puso fin a los decretos de punto final, obediencia debida y habilitó la reanudación de TODOS los juicios a los genocidas. Después, no hizo una revolución, no. Hizo el gobierno que un hombre común, peronista, sensato, podía hacer. La muerte es puta en muchos sentidos; uno de los peores es que monumentaliza a las personas. Todos los muertos son perfectos. Y como encima Kirchner era el principal político de la Argentina, desde el miércoles hasta hoy el monumento crece y se perfecciona: de bronce pasa a la plata, de la plata al oro, al platino y al titanio. Así, de a poquito, lo más importante que tuvo este tipo, lo más vital, lo más revolucionario en el contexto de esta Argentina, lo mejor que pudo aportar queda tapado por los relatos monumentalistas: era un hombre común.
Yo no quiero un líder muerto. De hecho, no quiero ningún líder. Mientras deleguemos en otros lo que tenemos que hacer todos y entre todos, ningún cambio profundo es posible. El propio Kirchner le decía hace poco a Milagro Sala: los protagonistas (de la lucha política) son ustedes.
Lo que estamos perdiendo, en medio de un dolor que comparto, es -oootra vez- la idea, que él instaló, de que precisamente un tipo común, no un ser extraordinario dotado de características que ninguno de nosotros podría tener, un tipo común repito, haya tenido los huevos de bajar la foto de Videla y reanudar los juicios. Porque eso demuestra que el gobierno, el poder, no es de la clase política: es nuestro.
Yo no estaba de acuerdo con que no se profundizaran -ni se estén profundizando- los cambios más estructurales que necesitamos. No se reestatizan las telefónicas, no se tienden redes de trenes, no se termina con la especulación inflacionaria, y sobre todo, no estamos yendo hacia lo que ese gesto inicial de Kirchner mostró: una progresiva horizontalización del poder. Parece que es mejor tener un líder muerto que un hombre común mostrándonos que nadie es irreemplazable pero que todos somos imprescindibles (aunque suene contradictorio).
Como con todos los muertos, ahora todos creen saber qué era lo que quería y pensaba Néstor Kirchner. Yo también voy a cometer ese error. Me voy a quedar con esa imagen de 2003, porque Kirchner, pudiendo hacer muchas otras cosas, eligió hacer eso: presentarse como uno cualquiera de nosotros, y bajar a la Plaza (no salir al balcón, ni hablar en cadena nacional) cuando vio que había gente común que de pronto confiaba en él, esto es, confiaba en sí misma. Kirchner hizo un buen gobierno. Cristina está haciendo uno mejor. Pero los mejores cambios desde 2002 para acá los hicimos nosotros. Yo sé que él lo sabía. Por eso, si ahora nosotros lo idealizamos lo matamos dos veces.
7 comentarios:
excelnte post macho se te extrañaba...
a mi me costó postear...
Ilu: y a mí, ni te cuento. Este es un post bastante a contrapelo, y podría haber puesto muchas más cosas... Quise señalar eso solo. Mató que haya buenos "líderes" de vez en cuando, ya sabemos. Pero la lógica misma de la delegación de poder termina siendo fatal a la larga.
Un abrazo
me dejó regulando tu post...
Damián...es muy cierto lo que decís, pero que nosotros no lo idealizamos, a lo sumo reconocemos todo el coraje que tuvo para modificar cosas que nos acercan un poco más a esa Patria Grande.
Te sigo.
Te beso
Querido amigo:
Me da gusto que hayas regresado. Siempre es un placer leerte y pensar contigo.
En tu post veo mucho del amigo que conozco. Tus ideales y convicciones, que son las de un hombre común que, a la vez, es un hombre sensato, no pueden ser equiparados con la política que ha llevado adelante Kirchner en los últimos 7 años.
Kirchner no pudo evitar la independencia de la Corte Suprema. La reanudación de los juicios fue una hábil estrategia de poder. En un país en llamas y con la tendencia histórica de la Argentina a caer en gobiernos de facto llamados a emprolijar los desmadres sociales, era lo que había que hacer para que no volviera a ocurrir la Semana Santa de Alfonsín. "Los protagonistas son ustedes" es una frase demagógica. Como tantas otras acuñadas por el populismo. Recordemos la corrupción, la valija de Antonioni, la candidatura de Cristina sin elecciones internas, la acefalía del partido, el nombramiento de Kirchner como líder del PJ porque era el único candidato, los abusos de Moreno, la expropiación de los fondos de jubilación privados, la necesidad de financiar una estructura política unipersonal y verticalísima con la plata de los hombres y mujeres comunes, la vista gorda al bloqueo de los puentes, la mala política diplomática que tuvo durante toda su administración, el patoterismo con los medios, la unión carnal con Venezuela (si Chávez decidiera de sopetón vender todos los bonos que nos ha comprado, estaríamos en serios problemas), la coparticipación federal orientada a los resultados electorales (desfavoreciendo a los gobernadores rivales y enviando fondos a los aliados), y podríamos seguir.
Yo no sé qué quería ni qué pensaba Néstor Kirchner. Sólo puedo hablar de lo que hizo.
Un abrazo,
v.E.
von eisberg...que boluda la gente que no se dio cuenta de todo eso!!!!!
(habrá que volver al voto calificado???)
Cleopatra: de acuerdo, yo no niego ese coraje. Lo que quiero subrayar es que si se lo atribuimos todo a él o a Cristina, corremos el peligro de dejar de creernos nosotros capaces de intervenir y aportar. Ha sucedido muchas veces en la historia, ya. Pero creo que el efecto positivo de 2001 es que nadie se siente pasivo frente a los hechos políticos.
Gracias por venir por acá.
Yo también te sigo.
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