Basta de casas sin gente y gente sin casa, dice en la pared de al lado. Hay cientos de casas, locales, etc., abandonados en Almagro. Algunas personas toman esos lugares, los llamados okupas; otras personas, recuperan esos lugares. El concepto es bien distinto. Recuperaron un espacio abandonado los que se instalaron en el IMPA y crearon hasta un bachillerato alternativo aprobado incluso por el Ministerio. Luego fueron violentamente desalojados por Macri. Recuperaron un espacio privado abandonado los que pusieron a funcionar como cooperativa el Hotel Bauen, y así muchos otros. Bien. A escala reducida, hay un espacio pequeño en Almagros, recuperado para que la gente, gratis, se reúna a leer poesía, tocar música, etc. Pero Buenos Aires es una ciudad con problemitas. Y uno de ellos es cierto tipo de porteñito que no ha variado casi nada desde la época de Gardel. Anoche quien suscribe lidió allí con uno de estos muchachitos.
Ni bien llegué, me recibió el (en adelante) Recuperador, con una amabilidad y buena onda de la que sólo los bolivianos son capaces. No había nadie todavía. Me invitó a pasar, a esperar si quería, o a volver en cualquier momento. A las 12:45 entro de vuelta, y me siento. Va cayendo gente. Comienzan a leer poemas dos personas: uno de ellos, muy petiso en comparación con el otro, muy alto, leía muy bien, y muy buenos poemas. El otro leía con demasiada impostación, pero los poemas eran buenos igual.
Hacia las 2:00, cansado de estar en el mismo lugar, veo que hay una cómoda que bien podía funcionar tipo tribuna, en frente de donde estoy sentado. Me cambio allí. Fue el gesto mínimo que dio comienzo al fin de esa noche, y a la revelación de muchas de sus posibilidades y facetas. Al rato de estar allí sentado, en posición del loto, entra un pendejo con su noviecita y, cuando se acercan a mi lugar en esa cómoda-tarima, yo digo, nomás por tirar una onda, a modo de recibimiento:
Damián: ¿Quieren sentarse? - y empiezo a correrme a mi izquierda.
Como un corte en una película, que te deja una situación interrumpida y te pone otra sin solución de continuidad, este nene de mamá, este porteñito malcriado, respondió:
Porteñito: ¿Qué te pasa a vos, payaso?
Pegó, como en las más berretas y trilladas películas, su cara a la mía tratando de mirarme lo más macha y fijamente que pudo. Yo, que hace mucho tiempo que no tengo que enfrentar una situación de violencia, me quedé petrificado, tanto por la situación como por lo estereotipado del modo de agredir.
Damián (en adelante, el Tanito, por razones obvias): Qué te pasa a vos, en todo caso. Pensé que querían sentarse y les ofrecí correrme. ¿No entendés?
Pendejo porteñito no da bola y se pone a transar con la minita. Al rato, inyectado de testosterona mal, me vuelve a encajar la cara a 15 cm de la mía, esta vez porque sí. Decidí, con el corazón a 150, que lo quería reventar. Acerqué yo mi cara a 5 cm de la de él.
Porteñito: ¿Vos te creés que podés ofrecerme un lugar a mí? - Subrayó bien a lo macho argentino su persona con el pronombre.
Tanito: El problema lo tenés vos desde que llegaste. Acá no cabe la violencia. Este lugar es de todos.
Porteñito: Entonces, si es de todos, ¿cómo podés ofrecerme un lugar?
Me dejó sin palabras. El argumento era perfecto. Claro, formalmente perfecto. Porque su actitud no iba a ser acorde a su inteligencia -y acá está todo el problema de los argentinos-.
Vuelve a transar, pegado a mi rodilla. Vuelvo a escuchar a los poetas y a los músicos. La disonancia entre ambas situaciones era fenomenal. Yo estaba sentado en el mismo lugar, en la posición del loto, no me había corrido, y el niñito, parado al lado. De pronto me empuja la rodilla a propósito con el cuerpo. Una vez. Yo pienso rápido palabras decisivas; tardan demasiado en venir. Lo hace por segunda vez.
Tanito: ¿Y después que sigue, che?
Se da vuelta, y vuelve a ponerme la cara encima de la mía.
Porteñito: ¿Cómo dijiste?
Tanito: (le vuelvo a pegar la cara, ya entregado a que pasara lo que pasara) Qué sigue después de una agresión tras otra en un lugar como éste. Qué sigue, decíme.
Porteñito: ¿Vos me estás apurando a mí?
Tanito: Vos me estás apurando a mí desde que llegaste. Y sin motivo.
Yo no me movía. Él no se movía. Traté de recordar cuánto había fumado ya, cuánto aire para una pelea callejera tenía y qué golpes me convenían más, en caso de recordar cómo se daban.
Tanito: ¿No te das cuenta de que este lugar no da?
Bastaba con que, a continuación, yo hiciera un gesto hacia la puerta de calle, a menos de 5 metros. No lo hice. Defendí el lugar, que no conocía. Claro, se ve que hace mucho que no salgo porque me olvido de que la violencia nunca avisa. Si avisa, son plumas de pavo real para hechizar minitas. Porque el pendejo dijo, bajando mucho la voz, esta vez:
Porteñito: ¿Lo dejamos ahí?
Sorprendente, ¿no? ¿Para qué alguien patotea tanto si después no se la banca?
Tanito (que veía todo negro, mientras escuchaba poesía): ¿Qué cosa? Yo no empecé absolutamente nada. Vos empezaste todo: vos sos el que tiene que dejarlo ahí.
Porteñito (como si no hubiera escuchado, y levantando la voz para que ella conociera que era él el que liquidaba el asunto): Lo dejamos ahí.
Mantuvimos las posiciones durante 45 minutos más. Yo esperaba la siguiente patadita o empujón, y calculaba cuántos patruyeros pasan por Corrientes un viernes a la noche. Peor que ser cagado a piñas es ir en cana, en Argentina. La minita del pendejo, desde ya, contemplaba todo como si fuera todo correcto. Lo era, para ella, evidentemente. No hubo más empujoncitos. Al rato, el pendejo se va al fondo y trae una cerveza y vasos. En lugar de continuar esa lucha sorda por "el lugar de todos", agarra y se sienta bien lejos, donde yo había estado antes, y sigue transando –jamás escuchó un poema ni aplaudió a ningún músico- y cada tanto me miraba. Y yo lo miraba.
Me quería ir, naturalmente. Estoy viejo para estas cosas. Sorpresivamente, el Recuperador se sienta a mi lado en la cómoda-tarima y me dice: "¡Qué bueno que alguien se haya sentado acá! Yo puse esto acá a propósito para que la gente se sentara y pudiera ver".
Damián (que ya respiraba, por eso no es más el Tanito): Sí, yo lo vi desde allá, y me gustó. Es como una tribuna de fútbol.
Seguimos charlando. Me hablaba bien de la gente, etc., e hizo cierta alusión crítica a algún descontrol; yo pensé que aludía a este pendejo. Le conté.
Recuperador: No, tenés que decirme a mí. ¿A ver? ¿Quién fue?
Damián: No, che, no soy un botón. No importa quién fue.
Recuperador: Yo no quiero eso acá. Dime quién fue.
Damián: No. Además ya está: le dije que acá adentro, violencia no.
Recuperador: Exacto, ni acá ni afuera ni en ningún lado.
Me ofreció cerveza, le expliqué que ya me había tomado todo lo que se podía tomar en la vida, pero insistió con "un vasito". Le acepté, se fue a buscarlo, pero lo invitaron a tocar y se olvidó.
El tiempo pasaba. La quena que tocaba el Recuperador sonaba mágica. Pero el Tanito refluía: no te voy a dar el gusto de irme. Me voy a quedar a escuchar cosas que quiero escuchar, porteñito de mierda.
En eso, una mina muy fuera-de-sí se me acerca y se me pone a hablar y a tocarme, como si tocar fuera parte del uso de la palabra. Discurso completamente incoherente, por razones imaginables. Se me presentó tres veces, y tres veces olvidó mi nombre. Le dije que estaba esperando a alguien, pero que me parecía que no iba a venir. Que si me aguantaba media hora más (el tiempo de reto al pendejo que me había dado a mí mismo, trago de cerveza mediante), yo la acompañaba a la parada del colectivo correcto. Me agradeció, pasó la media hora y nos fuimos. No hubo tiempo de tomarme mi última cervecita. Caminar con esa mina del brazo diez cuadras hasta el 64 fue surrealista. No voy a contar las cosas que dijo y propuso. La dejé subiéndose al colectivo, a salvo al menos por unas horas de sí misma, y me fui.
Me fui. Pero voy a volver. Esta es mi ciudad, esta es mi calle, este es mi barrio –sí, porque además, este lugar recuperado queda en mi barrio-.
Pero no dije lo más importante: este pendejo porteñito estaba "limpito". Sí. Y era inteligente. Y era de clase media. ¿Me explico? ¿No? Digámoslo así: si vos, nenito de mamá, querés hacer bardo para impresionar a la boluda de tu minita de papá, hacelo en un Macdonald o, si te da, hacelo en un salón VIP. Pero no en un espacio recuperado: estás, vos, okupando lo que no te corresponde. Porque cuando tengas cuarenta vos vas a ser Macri, sabés, y no el poeta maldito que ahora te creés.
22 comentarios:
Necesito hacer pública una disculpa con respecto a este post.
En estos días me enteré de que la chica con quien estaba el pendejo porteñito al que hago referencia no sólo no considera correcto el proceder de la persona con quien estaba sino que no se dio cuenta de lo que sucedía durante el episodio que relato. Yo di por sentado todo lo contrario, como se ve en el post, y digo cosas muy desagradables de ella, que no son justas y no debieron ser dichas por mí, en tanto eran suposiciones a partir de la conducta del porteñito, que sí era tal cual fue descripta y no una suposición. Pero editar el post no era lo correcto.
Esto es lo correcto: rectificar aquí lo que dije sobre ella, sin dejar de ratificar plenamente lo que dije sobre él.
dos cosas...coincido en que este nabo va a ser un "macrito"
lo que no es cierto es que llegue a ser un poeta maldito porque ninguno de ellos llegó a los 40...
- Como la cancion de los piojos " Son cosas de la civilizacion", estamos todos tan confundisos, no hay que comprar Damian, no hay que comprar. Un beso. Ade
Iluso! Sospecho que te rajaste saludablemente de la red por un tiempo! Se extrañaban tus bizarros y siempre oportunos comentarios.
Sí, me alegra que vos también veas el "futuro", por asi decir (que viene a ser como ver el pasado dado vuelta, lamentablemente). Los macritos están hechos de este material. Igual, yo no creo que sea un poeta maldito: sólo digo que él lo cree.
Ade: Bueno, no sé si me salió, pero yo traté de no comprar. Comprar, me parece, hubiera sido o bien pasar a la violencia física o bien decirle a Z., o algo así. Traté de manejarlo. Pero sí, todos estamos confundidos. Hay un vacío general de sentido, me parece, que hace que todos estos episodios, a mí por lo menos, aunque me suban las pulsaciones a 150, me resulten como una mueca rígida y muerta de otras épocas, en que la vida era vida, y no confusión y repetición gastada de viejas actitudes.
Un beso,
Damián
siempre estoy viejo, lo que pasa que a veces me da paja comentar...
tenes qwue pasar por http://dosquenohacenuno.blogspot.com/
que lo reavivvamos...
Podría pensarse que es una violencia representada como inorgánica, animal, primaria, en la línea de la distinción propuesta lúcidamente por Walter Benjamin entre la violencia episódica, ocasional, contingente, y la violencia constante, las coordinadas y estructuras fundamentadas en el uso de la fuerza que posibilitan la existencia de los órdenes políticos centralizados. Frente a una violencia uniformada, lo que se opone intolerablemente es una violencia 'de calle', 'de civil', al mismo tiempo cotidiana -puesto que está siempre ahí- y excepcional, porque su naturaleza es mostrada solo como propiamente humana.
Benjamín hace de dicha violencia el punto de partida de sus reflexiones sobre las sociedades modernas. La concepción sobre la violencia de Benjamín va más allá porque una crítica de la violencia conlleva a ver cuál es la relación entre derecho y justicia: “Por qué una causa eficiente se convierte en violencia, en el sentido exacto de la palabra, sólo cuando incide sobre relaciones morales. La esfera de tales relaciones es definida por los conceptos de derecho y justicia. Sobre todo en lo que respecta al primero de estos dos conceptos, es evidente que la relación fundamental y más elemental de todo ordenamiento jurídico es la de fin y medios; y que la violencia, para comenzar, sólo puede ser buscada en el reino de los medios y no en el de los fines” [Para un crítica de la violencia].
Hola, vine a gradecer tu visita en mi blog y me enganche con el post.
Es una pena que pase esto, que estos pendejos maduren en su camino a los 40. No necesitamos mas Macris.
Kolorada: Gracias a vos por pasar por acá (uno ya habla como si viviera en un blog... y bueno, ahora es así, vio?) La asociación con Macri, te cuento de paso, me viene a la cabeza porque yo tenía un compañerito de banco en la secundaria, viste? Re onda. el pibe, re PC (de lo cual debería haber sospechado, pero teníamos 15 años), re maduro ideológicamente. Me abrió la cabeza. Yo era un pendejito poetita malditito, viste? Bueno: ese compañerito, hoy, es ministro de educación de Macri: es Mariano Narodowski. YO me quiero matar cada vez que lo veo por la tele. Tenemos, vaya novedad, producción de macris nosotros, viste? Cómo no va a haber re-producción si bajamos las edades?
juass yo fui a la secu con alejandro lerner...
sabes como tocaba a los 16 a emerson lake & palmer y a yes...????
y despues terminó haciéndole canciones a luis miguel....(suave) es de él si!!!!
juassss
escuchando 14-El Sonido de la Milonga\BAJO FONDO\2002 - Bajofondo Tango Club
Damián, uiluso la generación de estudes es la que esta haciendo mierda la mia jajajjaja
Yo iba a la pileta con Nazarena velez, cuenta?
Kolo e Iluso: Jaaaaaa. Ta clarito, clarito. Acá no pasan cinco años sin que nos olvidemos de todo. Por eso cada generación es un eco (narcisista?) de las demás. Bo sólo Lerner, Lito Vitale tocaba perfecto el rock sinfónico y se afanó todo lo de Pat Metheny. Y tiene exactamente mi edad. Así que sí, Kolo: los estamos haciendo mierda. Hagan algo. Pero claro, si nadabas agarrada a los salvavidas de Nazarena, qué podés hacer? No importa: tu hijo va a saber qué hacer, por lo que se ve.
P.D.: queremos fotochot de la Kolorada y nazarena jugando a la mancha en la pileta. Dale, Iluso, ejercé tu influencia!
murió francis smith che...
Uy, no! eso le pasa por tirarle sólo huesos al fiel perro que lo seguía a la ciudad. Y por venir a la ciudad con su guitarrita! O, seguro, se pescó una neumonía por no arreglarse los zapatos rotos, digo ya pa que las generaciones sucesivas cacen algo, no? De qué mierda estaremos hablando, deben decir.
Contame: murió tirado en la vía??? O lo mató el mozo por no tener con qué pagar la cuenta el sábado por la noche?
un capo facturaba más que sandro y palito juntos...
Marian-Rachel: tarde pero seguro, te prometí alguna reflexión a este aporte y acá va. Discutimos luego, fuera de este ámbito Blogger, qué implica el concepto de violencia; yo no daba con una definición que me cerrara; vos lo estabas considerando en términos de medio, en un marco de violencia organizada de los Estados modernos.
Hoy me levanté con una neurona encendida y pensé simplemente la palabra: violencia. De dónde viene? Del verbo violar. Es una derivación. De violar, el adjetivo violento y de este, el sustantivo violencia, pero también el sustantivo violación.
Lo primero que uno piensa es en una violación de índole sexual. Pero ampliando la idea, sin dejar esto de lado, toda violación es, arriesgo, doblegar la voluntad de otro haciendo uso de la fuerza o la astucia. La violencia, en general, es esto: ir contra la voluntad del otro y hacerle hacer lo que uno quiere. O sea, más vale comenzar por deslindar violencia de fuerza o de energía o de simple agresividad.
En este sentido, tan simple de decir, claro, estamos de acuerdo: la violencia es un medio para obtener un fin: que el otro se pliegue o se someta a los deseos de uno. Y si lo ampliamos y pensamos que el derecho, lo jurídico, no es sino violencia organizada para proteger ciertos intereses en contra de otros, la reacción privada, personal, callejera, de violar la voluntad de otros es plenamente funcional al sistema.
Pero el fin que persigue el orden estatal poseyendo el monopolio del uso legítimo de la violencia es, no digo que claro, pero sí adivinable: el control de los sujetos en una mecánica de producción y consumo. El asunto es qué fin perseguimos cuando los privados ejercemos violencia. Si es un medio, ¿qué fin se esconde? Suponiendo que a la provocación a la violencia siga efectivamente el hecho violento y dobleguemos la voluntad del otro. ¿Qué sigue? De hecho, es lo que le preguntaba a este pibe en ese bar, como cuento en el post. ¿Qué sigue? Él no tuvo respuesta. Me parece que es porque no la hay. Una cosa es la violencia organizada desde abajo para cambiar un orden político, pongamos, y otra es la simple prepoteada a ver quién la tiene más larga.
Estoy muy tentando de concluir –y puedo equivocarme fiero- que esta violencia callejera, de privados, que sería medio pero es fin porque no tiene fin ulterior, no es sino una mueca catártica de la otra, que sí está organizada; un eco, una forma desdibujada e impotente de protesta; un berrinche que, si no tuviera consecuencias trágicas en muchos casos, sería meramente patético.
ese coment es otro post...boludo...jajajaj!!!
Wow... como de película...
Yo ni en pedo entro a un lugar así.
Es la típica, los apurás un poquito y chau.
jajajaja con Nazarena Vélez???
no-Cindy: mi intención no era apurarlo, en realidad. Terminó siendo eso, es cierto, pero mucho mejor hubiera sido que alguien así -luego supe de quién se trataba- se aviniera a aceptar su equivocación. Cada vez más la vida se nos muestra como una cuestión de ver quién apura mejor al otro, y eso nos da un futuro muy poco deseable, al menos para mí.
Me parecio interesante este post y lo que contaste. Hasta lo de enterarte luego lo de la novia de este chico es algo raro. En estos lugares esta lleno de gente de todo tipo, desde los que realmente quieren hacer algo hasta los que solo buscan un lugar donde quedarse o para usar de "parada".
Y con respecto a los okupas y los espacios recuperados, hay distintos tipos de okupas, estan los que buscan un lugar donde vivir y estan los que crean centros sociales. Estos ultimos ademas de vivir en los lugares, hacen talleres (musica, cocina, literatura, cerigrafia, etc), huertas, deportes, y especialmente se proponen ideas anarquistas y un espacio de reunion donde compartir y poner en practica algunas de estas ideas de autogestion y demas.
muy bueno el blog
Saludos
The matas: Sí, todo fue muuuuy raro. Totalmente de acuerdo con la diversidad que señalás acerca de modos de okupar. Lo más copado que ocurrió, además de la apropiación de Brukman y el Bauen, fue lo del IMPA, que queda demasiado ceca de mi casa como para no responsabilizarme por no haber hecho lo que pudiera cuando existía, y luego cuando los desalojaron a la fuerza.
Gracias, che.
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