miércoles, 15 de abril de 2009

Callate y seguí quejándote o Pedite el Borrador de Quejas

Banco Nación, sucursal Belgrano, 11:00 a.m. Edificio histórico, de cuando Belgrano era un pueblo, enorme, con espacio pa todo el mundo. Ayer era el día anterior al cierre del pago a jubilados y pensionados. El tanito entra, re confiado en que no va a haber cola, y se encuentra con una multitud de 300 personas, haciendo tres diferentes colas que se enroscaban unas en otras. El tanito no tenía un buen día, 'ta claro, si no hubiera sido Damián y hubiera seguido leyendo pacientemente el diario, cosa que se propuso hacer y le duró un ratito nomás.
De reojo por encima del diario noto que en ese benemérito edificio hay, en la planta baja, muchísimo más espacio destinado a los empleados y sus sillas que para los que tienen que hacer la cola del otro lado de un gran mostrador. La vena se me hincha, de a poquito pero sin pausa. Mascullaba formas de acercarme al mostrador; sólo violentas acciones terroristas se agolpaban en mi imaginación quijotesca. Al rato, veo a una señora que en el mostrador escribía en un gran libraco de esos pesados, que ya no se usan en ningún lado que no sea una oficina pública. Cuando termina, dice en voz bastante alta: "si alguien más quiere poner algo, acabo de pedir en el Libro de Quejas que pongan números y sillas".
Elemental, tanito: la racionalidad es una facultad femenina, aunque la cultura occidental diga lo contrario. Le pido a la muy mayor señora que atrás de mí cola hacía pacientísimamente que me guarde el lugar, que voy intervenir. Me acerco, le pido el Libro a esta señora y leo.
Tanito: Está bien, pero con dos firmas no alcanza. Vamos a recorrer las filas.
Señora (stupefakta): Si usted se anima, mejor.
O sea, primero se corrió, pero en seguida se me unió porque levanté la voz, al lado de ella, supongo.
Tanito (ridículamente parado en medio de un edificio que mete miedo por sus dimensiones fascistas y sosteniendo un libro que podría haber sido de mi abuelo): ¡Por favor, estamos juntando firmas para pedir números y sillas para las personas más mayores, a ver si ordenamos esto que es un caos!
Varias manos se levantaron en seguida pidiendo el libro. Vamos hacia esas personas, y la empleada del banco no tiene mejor idea que sacar el Reglamento de la Corrupción (por que la corrupción también tiene reglas muy bien aceitadas, de ahí su durabilidad y eficacia): El Libro de Quejas no puede ser alejado del mostrador.
La vena del tanito tuvo un infarto metafísico.
Tanito (gritando y tartamudeando): Si vos no me dejás recorrer todas las filas con el libro, traés inmediatamente todas esas sillas vacías que tenés ahí atrás al pedo y hacés sentar a la gente más grande.
No esperé respuesta, total era uno de esos días en que uno quiere que pasen cosas, con tal de que pase algo, y empecé a recorrer las filas, de atrás para adelante (pensé: los que más embolados están por lo que tienen que esperar son los que más van a firmar). A cada grupo que me acercaba, volvía a hacer el pedido, cada vez con voz más alta.
Entretanto, de reojo había visto que la empleada se había rajado para adentro y había vuelto. Ahora, la "mesa de enlace" estaba constituida por la gerenta, dos empleadas y un cana ya al lado del mostrador, de lado de afuera, o sea, de nuestro lado. Otro cana me daba vueltas. A la gente que iba firmando les decía: "¿ustedes piensan que me van a meter en cana por alejar un libro de un mostrador?" La señora que inició la movida con su nota cada tanto también levantaba la voz y hacía el pedido.
Cuestión que recorrimos todo el banco. Nadie me sacó el libro de quejas, lo cual el tanito lamentó y Damián agradeció, y juntamos, créanme: unas ochenta o noventa firmas, NADA MÁS. Insisto: ¡había trescientas personas!
Quiénes firmaron en mayor número: 1) las mujeres; 2) la gente mayor, y otra vez, más las mujeres que los varones. Saquen sus conclusiones. Lo peor era la gente que miraba pra frente y hacía como si no le estuvieras dirigiendo la palabra (en su totalidad, gente de menos de cuarenta).
Cuando volvimos al mostrador con el libro, la empleada ahora parecía estar abiertamente de nuestro lado.
Empleada (con el cana pegado al lado): Gracias.
Tanito (con graaaan cintura política (?)): Perdoná que te haya levantando, maaal, la voz hace un rato.
Emp.: No, está bien lo que hiciste porque (escuchen esto, por favor) si no, la gente se hubiera agolpado en el mostrador (sic).
O sea que así como sacó a relucir el "reglamento" para impedir quién sabe qué, en cuanto se dio cuenta de que no le convenía, lo guardó en el cajón. Pero aparte, es hipócrita: porque era obvio que si no recorríamos las filas, nadie iba a dejar su lugar en la cola (sagrado lugar argentino) para ir a firmar en un Libro de Quejas, que es más o menos como el tacho de basura simbólica de la burocracia.
Yo, que de paso aprovechaba todo esto para no tener que leer el puto clarín y estar parado al pedo -reconozcámoslo- seguí hablando un rato largo ante la mesa de enlace, y me dirigía al cana también, a propósito: "esto es cuestión de usar media neurona, che: allá tenés espacio de sobra y acá no tenés nada. Corrés este mostrador para atrás, y te caben cien sillas. Aparte, si se te descompone una anciana en la fila adentro del banco, decíme, ¿qué hacés? Mi madre iba a venir y yo le dije que no. Ella no hubiera aguantado parada dos horas de cola, y se hubiera ido sin cobrar, bla, bla, bla.
Emp: No, sí, no, yo me desespero por eso todo los días, no sabemos qué hacer. Les decimos (a quiénes?) y no nos hacen caso. Esto que hicieron a lo mejor sirve para que se den cuenta.
Al lado, la gerenta firmaba al pie de las dos páginas de firmas de la gente. Parece que, además, según me dijo alguien en el otro extremo del banco, si el gerente no firma el libro, las quejas no tienen validez. O sea que no es un Libro de Quejas: es un Borrador de Tímidas Protestas Sujeto a Verificación por parte de los Destinatarios de las Protestas.
Observaciones finales: a este banco acaban de pintarlo todo; quedó joya, da gusto, che. Es un banco de Belgrano, claaaaro. Hicieron un espectacular y carísmo receptáculo de blindex para el uso de los cajeros automáticos. ¿Y no tienen plata ni idea para comprar un royito de números y unas sillas de plástico?
Federico Luppi decía: Lo mejor, siempre, es armar quilombo.
La cuestión, ahora, sería volver a ver si arreglaron el problema o no, y seguirla. Ahí es donde fallamos siempre. Yo no sé si me va a dar para volver y decir: si no lo solucionan, seguimos por vía judicial, o cualquier pelotudez por el estilo.

21 comentarios:

el_iluso_careta dijo...

tendrías que ser notero de CQC, si lo logras...entregá a la pais!!!!

damian dijo...

Vo sabés lo que lamenté no estar con la cámara encima para linkear imágenes de lo acontecido? Sobre todo, porque -me olvidé de contarlo- las oficinas de arriba, donde están los capos, tienen una especie de balcón hacia el hall donde esto ocurría, o sea que miraban todo y se hacían los boludos. Hay que ver lo que es ese escenario.
Y no te hagás ilu-siones: a la pais no la entrego ni por un puesto de cónsul en la Habana.

el_iluso_careta dijo...

egoista...ahora que se viste de negro...ñam...ñam..ñam..

yo, mamuchi dijo...

sos de los mios!!!! Yo soy de las que arma quilombo en el colectivo cuando no dan el lugar a los ancianos, embarazadas, madres con chicos, madres embarazadas con chicos etc etc etc.

Sweet carolain dijo...

jaaj excelente, mira qeu sos quejoso vos eh, cuando te aburris sobre todo y queres evitar leer el clarin, pero posta, que estas cosas indignan, dan ganas de romper todo, y lo peor, es cuando te dicen que no les faltes el respeto, como si decir la verdad fuera eso. Mi Dios, de cuarta.

por otro lado, postee algo relacionado, y la verdad tu post esta muy pero muy grafico,.

beshosh

Marian dijo...

Excelente!
Acción directa, sin tanto discurso o cuchicheo en las filas.
Siempre tengo la fantasía de que si un mayor número de personas nos animáramos a llevar acabo acciones válidas, legítimas, ordenadas, que están al alcance de la voluntad, los lugares por donde circulamos serían menos insalubres.

Si bien es cierto que el origen de esta acción fue el tremendo embole de leer el folletin clarinesco, esto no le quita valor a lo acontecido.

Chapeau!

Moro dijo...

Saludos Damián! Lo primero de todo y ante todo agradecerte de corazón tu visita y tus palabaras. Como ya dije escribir solo para ser leído es un error pero eso no significa que a uno no se le ilumina la cara cuando alguien como vos entra, lee y piropea. Gracias de corazón. Y ahora aqui estoy yo visitando por primera vez y leyendo con suma atención y sin pestañear tu último post.

A veces, cuando uno se pone a pensar en cómo está el mundo, no puede evitar las ganas de llorar y gritar. Por suerte, no todo está perdido. Como vos aún queda mucha gente que quiere luchar, que protesta y que no sólo se queja sino que tambien actua. Cito tus palabras: "Lo peor era la gente que miraba pra frente y hacía como si no le estuvieras dirigiendo la palabra (en su totalidad, gente de menos de cuarenta)". Por eso el mundo está enfermo, por toda esa gente que mira al frente y no quiere saber nada. Cuánta razón tenía Federico Luppi, no? jeje.

Me encantó esto: "O sea que no es un Libro de Quejas: es un Borrador de Tímidas Protestas Sujeto a Verificación por parte de los Destinatarios de las Protestas". Y es que no se puede ni protestar libremente, hasta eso está censurado.

Seguiré visitando esta zona desurbanizada. Un saludo desde el otro lado del charco

el_iluso_careta dijo...

ostede...son el uño para el otros...
escuchando como los uniconios- los charros

damian dijo...

Mamuchi: Es que vivimos como en burbujas. ¿Nunca te preguntaste por qué ni nos saludamos en los colectivos? Digo, no hace falta conocerse. Estás ahí, apretujado, compartiendo un viaje, al fin y al cabo. En fin.

damian dijo...

Caro: Yo quejoso??? Si supieras lo paciente que he sido en la vida. Lo que me decís me hace pensar en un liiindo tema pa otro post, que podría intitularse: "de cómo los argentinos tenemos que hacer las cosas más increíbles con tal de evitar al menos un día al "Grupo Clarín" en cualquiera de sus formas".
Y lo de la falta de respeto es típico: cualquiera que está en un puesto burocrático, o uno cualquiera que implique una asimetría de poder, se cree con derecho a exigir un respeto que no se cree con la obligación de tenerle a los demás.
Ya voy pa tu blog, cara caro.

damian dijo...

Marian: y si dejáramos de pensarlo como fantasía y nos lo propusiéramos como objetivo? Digo, porque la inacción frente al abuso en los espacios públicos es como si fuéramos nosotros mismos agua estancada. Y qué surge: DENGUE!!!
Igual aprovecho tu reposteo para agregar: tras la recolección de firmas recorriendo los distintos grupos de la cola, se armaron sendas conversaciones que duraron hasta que cada uno cobró. No sólo salimos del agua estancada, sino que la gente se puso a discutir de política. Las viejitas, obvio, se contaron mutuamente sus vidas como docentes, etc. Y al irse, muchas personas se saludaban con las otras con las que habían conversado. Menos insalubre, no?
Besos

damian dijo...

Moro: Hola! Gracias por pasar! Te confieso: tu último post en realidad merece mucha más atención de la que pude prestarle. Voy a volver a pasar por allá. Pero lo que yo pensé fue justo lo que vos, pero al revés: que no todo está perdido porque hay gente que reflexiona como vos lo hacés. Tu episodio con el automovilista que necesitaba un poco de electricidad para su batería y nadie, estando rodeado de gente, como bien contás, lo ayudaba guarda bastantes similitudes con esto que cuento acá, me parece. Vos tampoco te quedaste mirando "pra frente".
Me causó gracia lo del "charco", porque la verdad, son unos cuantos "charcos", si estás en Asturias. Por acá solemos usar la expresión "cruzar el charco" entre uruguayos y argentinos, porque, claro, acá sí, hay lugares donde hay apenas 40 metros entre un país y el otro. Pero bien pensado, si podemos leernos y entendernos a 12.000 kilómetros de distancia, entonces el Atlántico también es un charquito, qué joder.
Entre paréntesis, no sólo soy "el tanito", sino que tengo ascendientes de varios orígenes, entre ellos, asturianos: uno de mis bisabuelos era de Oviedo. Otro motivo para pensar semejante océano como un charco, digamos.
Un saludo!

damian dijo...

Che, Ilu, a quién le hablás? Porque no sé si viste que hay como cuatro interlocutores más arriba. Tu laconismo ya alcanza su forma más acabada, realmente. Yo te explico: el dengue no se contagia por escribir comentarios en blogs que midan más de dos líneas. Tiene que ver con un mosquito y con no tirar la cadena por varios días, y cosas de esas. Vo escribí tranquilo, que no pasa nada.

el_iluso_careta dijo...

ay...damiancito...no sabés a quienes me refieros...o sólo te hacés el dolobu??? juassssss
escuchando Los Fatales - Bicho Bicho

Moro dijo...

Vamos, carajo!! Bisabuelo asturiano!! Ojo, no "gallego" sino asturiano, jeje. Que bueno compartir sangre asturiana, un motivo más para entrar a este lugar habitualmente.

Saludo!!

Unknown dijo...

"Yo quejoso??? Si supieras lo paciente que he sido en la vida."

Es estupendo oir tan bellas declraciones. Encima de todo resulta que ahora tambien sos paciente.

damian dijo...

Muy bien, Syla, tiene un diez. Sus capacidades para captar subtextos al vuelo siguen intactas.
Besos "encima de todo".

Unknown dijo...

Si bien seguí con mucho interés tus aventuras quiero hacerte unos comentarios sobre lo que podríamos llamar la temática del héroe y el lector.
El héroe funciona como sublimación de mi deseo, el hace lo que yo quiero hacer, me identifico con sus acciones y admiro sus resultados. El problema es que si el lo esta haciendo yo no necesito hacer nada dado que el hecho ya esta realizado.
Si miramos bien tu historia, vos sos actor y me envías a mí a una irrevocable posición de pasividad donde el lugar que me queda es de admiración (en todas sus formas posibles). Frente a tu coraje yo soy admirador y nunca actor. Si esa fuera el objetivo de tu articulo bien estaría, pero conociéndote se que no lo es.
Parte de lo que objeto a muchos blogs donde el autor cuenta sus vivencias es un subtexto donde me están diciendo “mirame y admira (mi inteligencia, sentido critico, etc.).” Contrariamente a una primera lectura no se trata de un llamado a las armas sino de un proceso profundamente narcisista donde me invitan a formar parte de un pequeño club de privilegiados en nuestras consciencias. No necesito decir que dichos clubes no solamente jamás han realizado algún cambio sino que al momento del cambio suelen ser los mas feroces defensores del orden establecido el cual les permite continuar su posición de críticos.
A la inversa el anti héroe es por definición el que interpela la consciencia del lector, le llama a actuar a través del cuestionamiento de su propia vida.
Mi anti héroe de siempre, el primero que ame apasionadamente, fue Holden Caulfield (El guardián en el centeno, de Sallinger). Caulfield primero me contiene haciendo sentir que no estoy sola en mi vivencia. Salvando las distancias a ambos nos pasaba lo mismo, ambos éramos adolescentes frente a un mundo que no entendíamos y frente a adultos que nos pedían respuestas que no solo no podíamos dar sino que no entendíamos. Pero nunca me pide que lo admire porque no me aporta las soluciones tanto buscadas. Al no convertirse en actor de su destino, no me permitió deshacerme de mi responsabilidad.
Tratándose de un héroe adolescente tuve la intuición que se trataba de un Sallinger adolescente (poco importa la veracidad de esto) y salí a buscar el camino que intuía que podía llevarme de ser un Caulfield a un Sallinger (sin pretensiones literarias). Caulfield me decía que por mal que estábamos había remedio (el había convertido su mal vivir en una obra estupenda), que el camino era individual, por eso no estaba escrito pero que dicho camino era posible. Eso me permitió tener una identificación necesaria para mi proceso con el personaje (yo quiero ser un Sallinger) sin que dicha identificación alimentara mi pasividad. Porque hay algo que Sallinger no me cuenta es el como el consiguió dejar de ser Caulfield y convertirse en Sallinger.
Pienso que estuviste genial en el banco. Eso no lo dudes. Pero no se trata de eso. Si tu nota es una llamada a las armas, entonces tu trabajo consiste en darme las armas para que yo vaya al banco. Forzame a transitar esa situación y a llegar a la misma conclusión a la cual llegaste. Sácame de mi contemplación y forzame a actuar. No me digas “mira yo lo hice así que vos podes también” nunca funciona, somos demasiado vagos para tal proceso. Decime que si yo no lo hago, nadie lo va a hacer, poneme la espalda contra la pared y entonces con algo de suerte me encontraras junto a vos.

Alejandra Conte es:La Kolorada Siniestra dijo...

Lo primero que voy a decir es: Cedele el blog al tanito, me divierte mucho, se queja, pero no se queda quieto.Se aburre y arma una movida. Bien!

Yo que vos, el proximo mes voy a ver que pasó en el banco y si todo sigue igual, vuelvo a armar una mesa de enlace y levanto firmas.


Me encantó el post.

paula dijo...

voto por sylaroc y me voy a leer a sallinger

un abrazo, che

el_iluso_careta dijo...

ahora entendí el siguiente post...
aunque me durmió el comentario del syla...
escuchando 07- Can't Stop Rock 'n' Roll\AC-DC\Stiff upper lip