jueves, 11 de enero de 2018
Hay
Hay
en el borde de lo visible
un cuerpo dos que estalla
detenido y desplegado
como un mapa de guerra
como una historia de la piel
Hay un cuadro ahí:
algo quieto y cerrado
a distancia de la piel segura de los días
y una voz hermética
que salta desde el mundo plano de la fiebre
Hay
un único sexo urgente
por ahí
anudado y a salvo
del espacio
multitudinario de los otros
Hay un cuadro delante de mí en una habitación vacía:
una discusión marginal
apenas audible entre trenes y bailes
soberbio y sombrío
tejido con la piel abierta de los días
Anula
el encuentro antiguo de la fiebre
la espalda que no tiembla y las manos
que dibujan un centro y lo queman
como papeles viejos cartas de la tierra
Un cuadro olvidado ahí
arma la despedida
y encierra al otro en el mismo
que sigue tocando y calculando
el estallido y la caricia
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